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Salud cerebral y TDAH: hallazgos y recomendaciones en conversación con Daniel Amen

2025-09-09·Internacional·The Diary of a CEO (YouTube)

El médico Daniel Amen expuso los resultados de pruebas aplicadas a Steven Bartlett, entre ellas un test de atención (Conners CPT) y una imagenología funcional de perfusión. Según su análisis, la combinación de antecedentes, desempeño en pruebas y patrones observados es compatible con TDAH en un subtipo que describe como “sobreenfocado”, sin que la imagen por sí sola constituya un diagnóstico independiente.

Amen señaló áreas con menor actividad relativa —incluida la corteza prefrontal izquierda— que relacionó con dificultades de inhibición y organización, y mencionó la posibilidad de impacto acumulado por traumatismos leves de infancia y adolescencia (por ejemplo, choques de cabeza jugando fútbol). Indicó que factores ambientales como moho o metales pesados también podrían contribuir y sugirió confirmarlos con pruebas específicas.

Sobre hábitos que perjudican la salud cerebral, destacó el consumo elevado de azúcares libres y bebidas azucaradas, el déficit de sueño, el uso de alcohol y cannabis, y el tiempo excesivo en pantallas. Afirmó que, a medida que aumenta el peso corporal, disminuyen el tamaño y la función cerebral, y advirtió que la exposición constante a recompensas digitales puede “desgastar” los centros de placer y motivación.

Entre las intervenciones de estilo de vida, recomendó ejercicio regular y alimentación que favorezca el flujo sanguíneo cerebral (mencionó especias y vegetales como remolacha), además de un consumo adecuado de ácidos grasos omega-3. Para ciertos casos, citó el uso de extracto de ginkgo y, bajo indicación médica, oxigenoterapia hiperbárica, con el objetivo de mejorar perfusión y energía cerebral.

Respecto al sueño, explicó el papel del sistema glinfático, que facilita la “limpieza” de subproductos metabólicos durante la noche. Señaló que trastornos como la apnea del sueño se asocian con patrones de actividad cerebral reducida en zonas parietales y con mayor riesgo de deterioro cognitivo si no se tratan adecuadamente.

En salud mental, propuso abordar primero las causas (“por qué”) antes que el síntoma (“qué”), considerando hormonas, infecciones, deficiencias nutricionales (como vitamina D) y eventos vitales. Para el manejo de pensamientos negativos, describió un ejercicio de registro y cuestionamiento sistemático de “pensamientos automáticos” con el fin de reducir su impacto conductual.

Sobre el TDAH en adultos, sugirió una ruta escalonada: optimización del estilo de vida, apoyo psicoeducativo y, si procede, tratamiento farmacológico individualizado, enfatizando que los fármacos no deben ser la primera ni la única medida. Señaló variabilidad interindividual: algunas personas los usan puntualmente para tareas que requieren concentración prolongada, mientras otras priorizan intervenciones no farmacológicas.

En el ámbito de adicciones y hábitos culturales, desaconsejó el consumo de alcohol por su asociación con menor perfusión y alteraciones de la sustancia blanca, incluso con ingestas moderadas. También vinculó la soledad y el aislamiento con peores resultados cerebrales, por lo que recomendó fortalecer la conexión social como parte del plan de salud.

Por último, subrayó que “no se está condenado al cerebro que se tiene”: la función puede mejorar con intervenciones sostenidas y medición de marcadores como el sueño y la variabilidad de la frecuencia cardíaca. Reiteró que el objetivo es “optimizar el cerebro” para impactar positivamente el ánimo, la conducta y el desempeño global, más que etiquetar a las personas con diagnósticos.

Fuentes citadas: 1) The Diary of a CEO (YouTube): https://www.youtube.com/watch?v=ycTZ_t-aiuU


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