En esta conversación de diciembre de 2023, Peter Álvarez Mora y Leonardo De la Hoz abordan la conexión entre salud personal y sostenibilidad ambiental. El punto de partida es desmontar mitos habituales —como eliminar por completo un macronutriente o basar la dieta en el conteo de calorías— y proponer un enfoque centrado en la calidad del alimento y en cómo “la comida es información” para el organismo.
Se explica de forma sencilla el concepto de metabolismo basal como la energía que el cuerpo necesita para existir de manera continua. A partir de allí, se recomienda priorizar un plato balanceado en macro y micronutrientes frente a estrategias restrictivas de corto plazo. También se advierte sobre la baja densidad nutricional de muchos ultraprocesados y su potencial efecto adictivo.
Los autores defienden la personalización: la frecuencia y el horario de las comidas deben adaptarse al contexto y a los ciclos circadianos. Plantean que, para muchas personas, dos comidas completas dentro de una ventana de alimentación razonable resultan suficientes, y recuerdan que el ayuno intermitente —mínimo 14 horas— es una práctica histórica que puede favorecer la salud cuando se aplica con criterio.
El diálogo vincula estos hábitos con la sostenibilidad: cocinar más en casa con alimentos frescos y locales, reducir el número de comidas y evitar procesados disminuye consumo energético, empaques y desperdicios. Además, organizar la jornada para dormir mejor y moverse más a pie o en bicicleta contribuye tanto al bienestar individual como a una menor huella de carbono.
Por último, se subraya que los cambios pueden percibirse en pocas semanas si se es constante, en especial por la rápida renovación celular del intestino. La invitación es a adoptar un estilo de vida equilibrado —alimentación, descanso y movimiento— que sea sostenible en el tiempo y compatible con las responsabilidades personales y laborales.
Durante la charla, Peter Álvarez enfatizó que “no tiene sentido que cuando vaya a comer consuma solo un nutriente, siempre hay que darle al cuerpo carbohidratos, proteínas, grasas y micronutrientes”. También advirtió que “el gran problema es que la gente come mucha comida de baja densidad nutricional y el cuerpo sigue pidiendo más porque no recibe lo que necesita”.
Por su parte, Leonardo De la Hoz compartió ejemplos personales: “En la costa atlántica comemos muy mal en general, con demasiado consumo de arroz y poca proporción de otros alimentos”. Recordó además que “cuando dejé el deporte en la universidad y cambié el ejercicio por trasnochos y comida rápida, apareció mi psoriasis, lo que me mostró cómo los hábitos alteran la salud a largo plazo”.
Álvarez insistió también en que el conteo de calorías no es un método fiable: “La alimentación y el estilo de vida son tan personalizados que decir que alguien debe consumir cierta cantidad matemática de calorías es irresponsable. No es lo mismo comerse una papa cocida que unas papas fritas procesadas, aunque numéricamente den lo mismo”.
En la misma línea, De la Hoz resaltó la relación entre salud y medio ambiente: “Si yo procuro comer la comida recién hecha y evito recalentarla, no solo cuido mi cuerpo sino que ahorro tiempo y energía. La sostenibilidad no es solo ambiental, también es aprovechar mejor los recursos personales”.