Cada naranja mediana de unos 130 gramos aporta en promedio 12 gramos de azúcar natural, lo que significa que tres naranjas contienen cerca de 36 gramos de azúcar, equivalentes a unas nueve cucharaditas.
Cuando la fruta se consume entera, el azúcar se acompaña de fibra y agua, lo que ralentiza la absorción y genera mayor saciedad. En cambio, al preparar jugo de naranja se concentra el azúcar y se elimina gran parte de la fibra, lo que eleva más rápido la glucosa en sangre.
Un vaso de jugo de naranja de 250 ml puede requerir entre tres y cuatro naranjas para su preparación, por lo que en una sola porción líquida se ingieren 36 a 48 gramos de azúcar, prácticamente el consumo máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud para todo un día.
El aspecto relevante es que quienes acostumbran beber jugo de naranja suelen hacerlo a diario, lo que implica una ingesta frecuente y elevada de azúcar libre. Esta práctica puede aumentar el riesgo de sobrepeso, resistencia a la insulina y acumulación de grasa en el hígado.
Como recomendación práctica, se sugiere preferir la fruta entera y reservar el jugo de naranja para ocasiones esporádicas, ya que el consumo diario puede contribuir a niveles elevados de glucosa y ácido úrico en la sangre.