¿Qué es y por qué? Un tratamiento de conducto (root canal) se indica cuando el tejido vivo del interior del diente —pulpa con vasos y nervios— muere o se infecta. Puede ocurrir por caries profundas o por traumatismos que interrumpen el riego sanguíneo. Sin tratamiento, ese espacio se coloniza con bacterias y puede formarse un absceso doloroso en el ápice radicular.
¿Cómo se hace? Según la explicación del video, el especialista en endodoncia abre el diente, limpia y desinfecta los conductos, y rellena y sella el sistema radicular. La autora señala que, aunque en los años 80 se popularizaron materiales y técnicas que dieron malos resultados en algunos casos, hoy existen avances en instrumentación, magnificación y selladores que mejoran el pronóstico.
¿Qué alternativas hay? La principal alternativa es la extracción con reemplazo mediante implante. La autora sostiene que conservar la pieza con un tratamiento de conducto preserva el ligamento periodontal —fibras que conectan el diente al hueso—, lo que aporta retroalimentación mecano-sensorial ausente en los implantes. También advierte que los implantes pueden desarrollar periimplantitis si no hay higiene rigurosa.
¿Qué recomiendan? El video sugiere valorar conservar el diente tratable mediante endodoncia realizada por un especialista y acompañar con higiene oral metódica. Para quienes opten por implantes, enfatiza el control de placa y el cuidado periodontal para reducir complicaciones. Ante dolor persistente, cambio de coloración dental o indicios de infección, el llamado es a consultar oportunamente.