El médico colombiano Carlos Jaramillo volvió a generar conversación con un video en el que cuestiona el uso indiscriminado de los enjuagues bucales que prometen “eliminar el 99.9% de las bacterias”. Según explica, esa idea de “boca limpia y estéril” no solo es falsa, sino que puede ser perjudicial para la salud general.
“Tu boca necesita bacterias para proteger el esmalte, producir óxido nítrico y cuidar tu corazón”, dice Jaramillo, señalando que la microbiota oral cumple funciones vitales que se alteran cuando se destruyen las comunidades microbianas que la habitan.
El especialista critica la tendencia a trasladar la lógica hospitalaria de los antisépticos al cuidado diario. “Nos creímos el cuento de que todo tiene que ser estéril, cuando en realidad la boca sana no es una boca sin bacterias, sino una en equilibrio”, afirma.
Cíticas principales
Jaramillo detalla que muchos de estos productos contienen clorhexidina, amonios cuaternarios (CPC), peróxido de hidrógeno, povidona yodo, flúor en exceso, alcoholes, SLS, colorantes y saborizantes artificiales, todos con potencial de irritar, manchar o alterar la microbiota. “El hecho de que algo arda no significa que funcione; significa que está irritando”, advierte.
El médico agrega que el uso crónico puede tener efectos indirectos sobre la salud cardiovascular, al reducir la producción de óxido nítrico, molécula esencial para la vasodilatación y la regulación de la presión arterial. “Una boca estéril puede conducir, paradójicamente, a un corazón enfermo”, resume.
Cuándo sí y cuándo no
El uso de enjuague bucal, dice Jaramillo, solo estaría justificado bajo indicación odontológica o médica, por tiempo limitado, y con un objetivo claro: después de cirugías, abscesos o infecciones severas. Para el resto de los casos, su recomendación es tajante: “si lo usas solo por el comercial o por el aliento mentolado, mejor no”.
Alternativas más saludables
El médico propone un enfoque más natural y consciente: cepillado suave dos veces al día y uso de hilo o cepillos interdentales; buena hidratación (“la saliva es medicina”); gomas con xilitol de base natural, no plástica; pasta dental sin SLS ni químicos agresivos; enjuagues simples con agua o con un poco de xilitol unas veces por semana; y enjuagues con té verde como alternativa ocasional. También recomienda evitar el uso de bicarbonato o aceites esenciales, que pueden alterar la flora oral.
“Menos del 2% de los microorganismos del planeta son patógenos”, recuerda Jaramillo. “El resto son aliados que necesitamos cuidar, también en la boca.”
El mensaje final es claro: no se trata de eliminar bacterias, sino de convivir en equilibrio con ellas. Una reflexión que, más allá de la higiene bucal, nos recuerda que la salud no se logra con productos que prometen esterilidad, sino con hábitos sostenibles y conocimiento del propio cuerpo.