El embajador de Estados Unidos en Israel, Mike Huckabee, pronunció un discurso en la Ciudad de David, Jerusalén, durante una ceremonia oficial. En su intervención, el diplomático vinculó elementos religiosos con la legitimidad histórica y política de Israel como Estado judío.
“Fue hace 4.000 años aquí en el Monte Moriah donde Dios eligió a su pueblo. No solo eligió un pueblo, eligió un lugar y un propósito. El pueblo fueron los judíos, el lugar fue Israel y el propósito fue ser una luz para el mundo”, declaró Huckabee ante autoridades israelíes y representantes internacionales.
El embajador destacó que, pese a la destrucción de Jerusalén y la diáspora del pueblo judío, la conexión con la ciudad se mantuvo viva. Recordó las palabras del salmo 137: “Si te olvidare, oh Jerusalén, que mi diestra se olvide de mí”, como símbolo de la persistencia histórica de esa relación.
En la parte final de su discurso, Huckabee afirmó: “Este es en verdad el hogar eterno del pueblo judío, del Estado judío y del pueblo que legítimamente pertenece aquí. Y esta noche el resto del mundo viene a decir: bienvenidos a casa, que nadie jamás intente quitarles su hogar. Es suyo”.
Asimismo, dirigió un mensaje a quienes no son judíos: “Les agradecemos por darnos a todos una base de moralidad, decencia y civilización sobre la cual nuestra propia fe está construida. Sin la suya, no tenemos una”. Concluyó asegurando que su fe cristiana no puede entenderse sin la herencia judía y sentenció: “Dios nunca ha terminado con Israel y nunca lo hará. Este es el hogar eterno que él ha escogido”.