El US Open 2025 marcó un punto de inflexión en la temporada de Jannik Sinner. El italiano, que llegaba como número uno del mundo y vigente campeón, se encontró con un Carlos Alcaraz inspirado en la final de Nueva York. La derrota por 6-2, 3-6, 6-1, 6-4 no solo le costó el título, también el trono del ranking ATP que había ocupado durante 65 semanas consecutivas. Con ello se cerró un ciclo histórico: fue el primer italiano en alcanzar la cima y lo hizo con una regularidad que pocos jugadores han conseguido en su primer reinado.
El recorrido de Sinner en 2025 no se mide solo por esa caída. Abrió la temporada defendiendo con éxito el título en el Australian Open, protagonizó la final más larga de la historia de Roland Garros ante Alcaraz y se convirtió en el primer hombre de su país en conquistar Wimbledon. Tres grandes logros en un mismo año que lo consolidan como uno de los jugadores más consistentes y carismáticos del circuito.
La temporada también estuvo marcada por un capítulo complejo fuera de la cancha. En febrero aceptó una suspensión de tres meses tras detectarse en su organismo restos de clostebol, una sustancia prohibida. Las investigaciones concluyeron que fue una exposición involuntaria y que no le otorgó ventaja competitiva. Ese periodo de inactividad, que iba del 9 de febrero al 4 de mayo, le sirvió para resetear la mente. Al regresar, lejos de hundirse, alcanzó finales en Roma y París y levantó el trofeo en la hierba londinense, demostrando que la pausa no detuvo su ascenso.
En lo económico, Sinner se consolidó como una de las grandes estrellas del deporte. En 2025 superó los 11 millones de dólares en premios y multiplicó esa cifra con patrocinios de marcas globales como Nike, Head, Rolex, Gucci, Lavazza y De Cecco. Su imagen trasciende las canchas: combina tenis de élite con colaboraciones en moda y estilo de vida, lo que lo convierte en uno de los deportistas más influyentes de su generación.
Comparado con leyendas como Federer, Nadal o Djokovic, el primer reinado de Sinner en el número uno todavía es corto, pero sus 65 semanas seguidas en lo más alto lo ubican ya entre los grandes. Aunque perdió el trono en Nueva York, liberarse de la presión de defenderlo puede ser la clave para seguir creciendo. Con apenas 24 años, su historia en el tenis está lejos de terminar, y 2025 quedará como el año en que, pese a las dificultades, demostró que está hecho para durar.
En la rueda de prensa tras la final del US Open, Sinner reconoció: “Tengo que ser menos predecible”. Y la reflexión invita a imaginar: ¿qué pasaría si realmente lograra añadir esa imprevisibilidad a su juego? Con 20 títulos ATP y 65 semanas como número uno en su primer intento, el futuro promete mucho más.